lunes, 28 de noviembre de 2016

Realismo y deseo (a través de las obras de Brosio y Hopper)

Nota publicada en Revista Paco / Pintura de John Brosio

El californiano John Brosio pinta un mundo extasiado, mezclando en dosis exactas la paranoia actual y la nostalgia mitológica que se nos presenta como ese fin de los tiempos que nunca llegamos a ver, porque nunca termina de suceder, más allá de nuestros propios colapsos, y es justamente en eso en lo que se concentra.

Para Brosio no somos nada y a la vez somos testigos privilegiados de una inmensidad despiadada que aumenta su poder aliada a nuestra propia abstracción. Una abstracción que se presenta legitimada y cotidiana, prácticamente como un derecho, en tiempos donde los derechos se exigen y se viven, desprendiéndose de los compromisos y responsabilidades que los contienen, que es lo que a la larga los hace imbatibles. Sin esa estructura y direccionamiento, el derecho exigido y vivido, queda reducido a otro claro reflejo de época, la exhibición.

Así, vemos a varios de sus protagonistas posando entre bombardeos que no son llamas accidentales, son más bien informativas, psíquicas y emocionales. El artista, que obliga a todos sus personajes a convivir con la ferocidad ajena y a exponer la propia, no conforme con ello, también pone “del otro lado” a animales gigantes que, mayoritaria pero no únicamente, violentan la escena con su sola presencia. Para él, y tomando sus propias palabras, “los animales son lo insuperable”, y ese es el claro lugar que les da, irrumpiendo en la rutina humana de todas las maneras posibles.

Lo que acecha en cada una de sus obras es un estallido, un grito que nace desde lo profundo. Como el llanto de un bebe recién nacido que anuncia su llegada, ese alarido anuncia una metamorfosis que somete al espacio y a la persona. La explosión exterior, presentada a través de diferentes fenómenos de la naturaleza, no es ni más ni menos que el reflejo del proceso interior que, tanto afuera como adentro, ya está ahí cambiándonos el mundo (nuestro mundo).

Cruzándose en una ruta, cortando el tránsito, tomando sus casas, en sus platos de comida, etc., los personajes quedan enfrente de lo insuperable cuando menos lo esperan. O sea, quedan enfrente de lo temido cuando menos lo esperan. ¿Hay manera de pensar que lo temido puede ser algo diferente al deseo? En ese encuentro, las respuestas humanas aparecen en forma de huida o de estática. La abstracción ya no alcanza y da paso a la represión. Ahí, aparece la fatalidad de las piezas, cuando vemos que lo oculto, lo ignorado o lo que creíamos controlado, nos viene a buscar porque le llegó la hora de ser. O sea, no hay manera de pensar que eso insuperable, temido, no surja del deseo y de lo que hacemos / no hacemos con él.

En esa “presencia no presente” (no proactiva, no vital) el californiano genera un nuevo nivel de tensión que penetra aun más fuerte el dedo en la llaga de lo que resistimos / insistimos. A través de  rostros desdibujados y un aura fantasmal, una nueva legión humana aparece en escena. Su avanzar es suave pero firme, direccionado, sabiendo que nosotros podemos confiar en nuestro poder de elección pero que ellos tienen todo el tiempo a su favor para torturarnos lentamente y a diario, recordándonos que, aunque creamos, no, no tenemos el control, y “eso” insuperable, que primero quemó y luego se nos presentó como el iceberg fatal, volverá una y otra vez. Porque atrás de la fantasía del orden heredado y del que nos vamos creando, las garras de la abstracción y represión siguen haciendo lo suyo frente a lo que nos fue sucediendo por fuera del plan maestro al que nos aferramos. Ergo, lo que sucede nunca empieza ni termina cuando nosotros lo estamos viendo, porque ahí está, justamente, la otra cara de la fuerza natural.

John Brosio

Ligeramente podemos ver como sus secuencias coquetean con lo fantástico pero si nos apartamos de la potencia visual de sus obras lo que gratamente encontramos es la actualización del realismo americano de la primera mitad del siglo XX, más precisamente de las obras y temas de Edward Hopper.

John Brosio, que nace en 1967, año en el que muere Hopper, lo toma como punto de partida pero no intenta hacer algo igual, y esa diferenciación espontánea va más allá de los estilos, radica directamente en ese privilegio, lastimoso y gozado, como Dios manda, de que el californiano vivió gran parte de su vida en el siglo XX y avanza sobre este; su visión artística se desarrolla bajo “la ley” de un arte contemporáneo que, hijo del mundo moderno, encuentra su vitamina en el espíritu pop / descartable de los tiempos y que él entiende y ensambla a la perfección.


Brosio


Railroad Crossing / Hopper

Hopper, que también tuvo su salto de siglos del XIX al XX,  creció y vivió en un mundo que buscaba soluciones en las guerras, llegando a sus últimos años a convivir con el asomo del progresismo reflejado en los nuevos movimientos culturales. Poco más de 350 pinturas conforman su trabajo total, lo que para la crítica especializada convencional sabe a poco, como si importara la cantidad. En varias de sus biografías se hace referencia a la angustia con la que enfrentaba los procesos creativos, padeciéndolos por “largos y lentos”. En su forma de trabajar era indispensable el estudio previo, y si bien tenía en claro cuando los comenzaba, nunca podía estimar cuando los terminaba. Le costaba, según él, encontrar un tema a contar y la mejor manera de desarrollarlo. Esos trabajos previos en papel y lápiz, delicados y cuidados, han sido expuestos en varias oportunidades, no solamente como muestra de lo meticuloso sino también valorando la belleza en sí de esos bocetos en los que se ven pruebas de posturas, perspectivas, anotaciones de luz, etc. Varias de sus obras principales las vendió entre 3 mil y 5 mil dólares, cotizaciones de artista reconocido pero “del montón” o, mejor dicho, de “artista local”, porque, de hecho, no se sabía de él en términos populares o masivos, aunque también en muchos ámbitos especializados, más allá de Estados Unidos, lo que hoy con internet parece ser un imposible.

¿Es posible pensar cómo pintaría Hopper hoy, dónde buscaría el silencio, qué lectura haría de las relaciones, de las transformaciones urbanas, cuál sería su interpretación de la “solitariedad” actual, cómo comprendería lo íntimo y lo privado, cómo manejaría las herramientas y medios para desarrollar sus piezas? Es posible pensarlo y muchas respuestas, o confirmaciones, se encuentran mirando lo que hace John Brosio. Lo que uno expone a través de silencios, miradas perdidas y esperas, el otro lo visibiliza en tornados y explosiones, en animales y fantasmas.

Igualmente lo que me resulta más interesante pensar es si en este siglo Hopper se hubiera dedicado a pintar o si su arte también, partiendo desde esta actualidad, se hubiese vuelto un legado indispensable, influenciando lo cultural de la manera que lo ha hecho (y hace). Este planteo no pone en duda su capacidad y sensibilidad de artista único,  más bien apunta a la voracidad con la que el arte contemporáneo contiene, proyecta y destruye lo que genera.

Early Sunday Morning / Hopper

Brosio

John Brosio comparte su biografía de una manera muy particular, pero que nos permite, justamente, entender mejor esta cuestión partiendo de las influencias que se dan entre el arte y cine/televisión. Sin poner fechas concretas, arma un recorrido sobre su nacimiento y despertar vocacional a partir de la salida de Star Wars; cuenta que luego de verla, una tarde llegó del colegio y le pidió a su madre un dineral para hacer una película, frente a la negativa obvia se puso a dibujar monstruos y naves. Pero al nombrar como principales fuentes de inspiración a las periferias de California y los tornados, y también ya conociendo su trabajo, lo que vemos es cómo encontró en su rutina de niño, perteneciente a un familia tipo y con los sobresaltos naturales californianos, lo espectacular que el cine le ofrecía “a la vuelta de su casa”. Star Wars, o el cine en sí, aparece como la educación sentimental que domestica su visión para contarnos lo cotidiano.

Lo que tenemos con Hopper es también una inspiración enraizada en lo concreto, desde paisajes y arquitectura hasta todo lo que hace a la vida en la ciudad y alrededores,  pero es el cine el que lo toma como educador sentimental. Claro, partimos de que se estima que profesionalmente arranca a pintar alrededor de 1905, momento en el que el cine comienza a tomar forma y a acrecentar su caudal de propuestas. Podemos decir que su arte y la pantalla grande crecieron en paralelo, pero aun cuando el artista podría haber empezado a tomar cosas del séptimo arte tampoco lo hizo e inversamente no paró de ocurrir.

Las influencias de la obra hopperiana a diferentes directores son invalorables. Alfred Hitchcock, Jim Jarmusch, David Lynch, Wim Wenders, entre otros, le han dado un exquisito lugar a su arte. Pero también aparece el paso en falso, por ejemplo, la película Shirley: Visions of Reality, de Gustav Deutsch (2013), pretenciosa e inevitablemente fallida y narcisista, toma trece de sus pinturas para presentar un cine conceptual que intenta comerse a las obras.

Room in NY / Hopper

Especiales de MTV, Los Simpson, Cold Case son algunos de los programas televisivos que tomaron a Hopper para homenajearlo o como inspiración, pero, quizás, la más perfecta réplica y menos reconocida se da en la serie Mad Men. A lo largo de todas las temporadas podemos ver prácticamente su obra completa. De hecho, de no existir ese legado, los planos de la serie hubieran sido absolutamente diferentes y eso hubiese devaluado a la historia que nos sedujo, entre otras tantas cuestiones, por las composiciones psíquicas de sus personajes y la intimidad justa, medida, que iban generando con uno como espectador, como si sus directores hubieran tomado esos viejos bocetos de estudios que hacía el pintor antes de empezar cada pieza para poder generar el diálogo exacto de sensualidad, misterio y reflejo con el observante.

Summer Evening / Hopper

Dicho esto, no tiene sentido preguntarnos por los personajes de Mad Men hoy porque la respuesta vuelve a ser John Brosio y ese deseo que no muerde pero estremece. Habiendo comprendido que el realismo actual no puede desprenderse de lo fantástico, incluso obligándonos a repensar acerca de lo extraordinario tal cómo lo imaginábamos hasta hace unos años, el artista aporta incomodidad a un arte contemporáneo que pasa su peor momento, rehén de la moda autoayuda y espiritualidad mal entendida, fan del entusiasmo descremado que reza “si sucede conviene”, “amar garpa”, entre otras ligerezas modernas que anestesian los sentidos, y se encaprichan en moralizar (siendo la moralización en este mundo de hoy, ni más ni menos, que otro elemento más para domar el sentir, para querer neutralizar pasiones, evitar los riesgos y los procesos que trae verse envuelto en llamas, y, sobre todo, el reflejo que nos da ver a otros atravesándolas).

Frente a eso ya hay reacciones, tal vez la más contundente y menos esperada es el triunfo de Trump. “Fuck your feelings” rezaban las camisetas en el último tramo de su campaña, convirtiéndose así en una de las reacciones más políticas de los últimos tiempos (frente a un progresismo universal autoritario, que mal romantiza la política a tal punto que alimenta los monstruos de los que busca escapar). Hay un nuevo paradigma cultural, sin dudas, y el arte contemporáneo está obligado a ver; salvo que su destino sea convertirse en una cuna de decoradores, mientras el mundo arde y los pocos registros artísticos que valen la experiencia de ser vistos (vividos) llegan con autores no tan jóvenes y/o que encontraron en la primera mitad del siglo XX a sus maestros.


Más sobre Brosio en este blog
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sábado, 26 de noviembre de 2016

Héroes y villanos

Fidel y Maradona ♥

Héroes y villanos, como Dios manda y el siglo XX entendía perfecto. Estos años nuestros tan de "Héroes Vs. Villanos" dan la pista de lo imposible que es ser uno sin una cuota de la otro, por eso ya no vemos a gigantes que nos hacen creer que son inmortales.

 

jueves, 10 de noviembre de 2016

Gracias, amigo

Leonard Cohen

True Love Waits

"Tal vez el problema sea que el verdadero amor espera"
Le termino de decir eso a un amigo y me llega la actualización de la página del genial Tom Colbie, con esta pieza (que no hace justicia a su obra) que se llama "True Love Waits". Entonces pienso que necesito la remera de la campaña de Trump que dice "fuck your feelings" y agregarle "besitos a Yorke"


miércoles, 2 de noviembre de 2016

io so come esser santo, e non lo sono

41 años sin Pier Paolo y sin respuestas oficiales sobre su asesinato. para mí entra en la categoría de animales extinguidos por el hombre



Ciò che non esprimo muore.
Non voglio che nulla muoia in me.
Il mio orgasmo è consumarmi
fino ai detriti della pazzia
il mio orgasmo è risparmiarmi,
non perdere una lacrima...
Mi scuote una febbre di maniaco
al pensiero di giungere tardi
di perdere un istante: troppa vita
deve affrontare questo vivo
che io nutro senza averne forze.



Pop mexicano en/desde USA: Macsorro


Macsorro (Jorge Macswiney)




















viernes, 28 de octubre de 2016

Señales


© Hillary White

Don Aldo, que se presentaba como "ateo pero atento, por algo soy de San Lorenzo", se sentaba justo al lado mío en la Platea Norte del Nuevo Gasómetro. Iba acompañado por su mujer y sus dos nietitos, y creo que durante los dos años que compartimos ubicación no hubo ni una sola tarde sin contarme esto en el entretiempo. Anoche soñé con él, sentados en una cancha vacía y en silencio, yo vestida como estaba vestida ayer, y ahí él me lo volvía a contar. Gracias a Dios y a Don Aldo, donde sea que esté cada uno.


Resulta que una gran tormenta amenzaba a un pueblo y tuvieron que evacuarlo. Mientras el pueblo se vaciaba, los bomberos se encontraron con un tipo que no quería abandonar su casa.

"Esto lo hice yo, acá pasé mi vida, la de mis hijos, todo esto es mío, Dios sabe el esfuerzo y me va a ayudar como siempre lo hizo, y si esto lo construí una vez, voy a poder levantarlo una y mil veces pero va a ser siempre acá porque acá lo elegimos hace 40 años". Los bomberos intentaban explicarle que el panorama no era alentador y que lo mejor era dejar ya el pueblo para poder organizarse con los vecinos, pero el tipo no quiso dejar la casa. Los vecinos pasaban y querían convencerlo o ayudarlo llevándole alguna cosas, pero no había caso. Pérez los terminaba tratando tan mal que todos se finalmente se iban deseándole lo mejor pero pidiéndole que recapacite.

La tormenta avanzó y dejó bajo el agua toda la planta baja y el tipo tuvo que subir al segundo piso. Van los bomberos nuevamente en un bote a buscarlo, con una escalera que se la dejan justo en la ventana desde donde Pérez miraba todo. Pero no hubo caso, dio la misma respuesta.

La situacióm empeoró y también cubrió el segundo piso. Ya en el techo, llegan de nuevo a buscarlo en un helicóptero, esta vez explicándole que ya no pueden garantizarle volver por él porque la situación es extrema y tienen que dejar definitivamente el pueblo y contener con todas las fuerzas a los evacuados que esperan en el pueblo de al lado: el tipo repite lo mismo, "Dios me va a ayudar, si lo construí una vez, voy a poder levantarlo una y mil veces...". Obviamente lo tapa el agua y muere.

Cuando llega al cielo entra a los gritos puteando a Dios, al que acusa de estafador entre otras cosas. Hace tal escándalo que finalmente Dios lo recibe en su oficina y luego de dejarlo hablar, de escuchar sus quejas y reclamos, Dios le responde "Pérez, todo genial, pero ud es un tipo adulto y también un pelotudo que nunca vio que la ayuda llegó, y más de la cuenta, más de la que pude haberle ofrecido a cualquier otro porque no podía creer tan poca sensibilidad y fe, porque la fe es justamente todo lo contrario a lo que ud entendió. Le mandé primero a los bomberos para que pueda retirararse con tranquilidad y salvando gran parte de las cosas, después la escalera y un bote ya un poco apurados y por último un helicóptero en situación extrema, y cada vez que ud decía que no, mandábamos más agua para extremizar la situación y hacerlo despertar. Qué culpa tengo yo de su poca visión y de la manera en la que eligió creer en mí? Vaya Pérez, descanse ahora, la próxima vida va a dedicarla a aprender a ver y a escuchar, ya sabiendo que los indispensables son los que ayudan a eso sin obligarlo a que lo haga, porque nadie salva a nadie si uno no quiere salvarse pero, si decide hacerlo, es mejor siempre hacerlo con la gente que inspira a ver un poco más allá".

miércoles, 26 de octubre de 2016

Miyakejima


Miyakejima es una isla japonesa (del grupo de islas Izu) conocida históricamente como la Isla de las Máscaras de Gas.
A lo largo del siglo XX, las constantes erupciones volcánicas la llavaron a tener una población mínima, agitada por el ritmo de vida de los volcanes.
Pero su momento más dramático fue el 14 de julio del año 2000, tras el estallido del volcán Oyama, con toneladas de dióxido sulfúrico que cubrieron la zona y obligaron a que la isla sea definitivamente evacuada, declarándola oficialmente inhabitable. Recién en el 2005 se levantó esa prohibición, permitiéndole a los habitantes volver a su hogar pero con una sola condición: que siempre, siempre, usen las máscaras de gas. Algo que comenzó a ser menos rigurosos desde el 2008, dado que las condiciones siguieron mejorando.




si no hay amor que haya un drone en Chernobyl



Más sobre Chernobyl en este blog:
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