domingo, 8 de marzo de 2015

Mujeres aserrín aserrán

Mujeres aserrín aserrán, las mujeres del que dirán.
Tienen tanto para decir como para hacer… pero poco que advertir.

Sos mi cita hoy. Tenemos que hablar.

Sos lo peor, y ni siquiera "el mejor" peor... Hay peores mucho mejores que vos. Amás y no lo practicás, porque sos un nene que habla como grande pero tiene miedo de dormir a oscuras por la noche. Coleccionás cuellos mordidos con los que pasas horas jugando al ajedrez, y haciendo de tu cuerpo una Torre Premio Nobel vas viendo que ficha mover.

Sos el ciego del que todos hablan, ese que es peor por no querer ver. Pero antes de verme a mí recostada sobre sesenta y cuatro escaques iguales, yo voy a coleccionarte a vos y tu cabeza lucirá en mi pared. Te odio...

(Pero comería de vos con mis manos, chupando tus huesos, riendo a carcajadas, incendiada por dentro, llorando karmas, golpeando las paredes hasta elevar tu alma y darle una patada que atormente a todo aquél que no entienda de pasiones... Y el hechizo llevará tu nombre, no se romperá con ningún beso porque no existe el amor verdadero... No sos amor, no sos verdadero)

Te pido que no devores lo que queda. Te pido que te muerdas un dedo, camines descalzo por tu cielo y escupas sobre mí todo lo que venís acumulando... pero te pido, te ruego, que no devores lo que queda...

Vayamos lento, vayamos despacio.

Dame un instante más, sabés que nada necesito más que hacer nudos con mi aire y por mi nariz dejar pasar el techo de este cuarto, podría ensuciarme de una por una las noches que nos restan, por eso te pido que por favor, no te devores lo que queda, que me des un poco, tan solo un poco de tu espalda para quemar libros con cuentos de lombrices y calabaza, tiempo para levantar un árbol donde antes que amanezca en las hojas se pegan hechizos de carnes amordazadas…

Te pido profundidad y valentía de jinete antes de llevarte a donde luego sí, ya no podré detener que todo lo que queda lo busques, lo devores y lo saborées… Y nada quedará en vos porque todo estará molido arrasado por mis piernas... Y se que estarás ahí, expectante superado de pulsaciones, justo y salvaje para secarme en el momento exacto, porque sino nadie mas que vos lo hará, pero mientras, tan solo mientras, deseo y espero seguir un poco más así...

Y ya quedarán las manos vacías que me dejarán como una Venus para levantar lo que desarmas, y ya vendrá la luz para guiar a una garganta que pide a gritos nuevas voces para alcanzarte lo que aun no quiero oír...

(Es en la punta de mi codo que te espero recostada... y es en la punta de tu codo, donde me refugio de las aguas... Adentro mío, me sientas bien... adentro mío te sientas tan bien...)

Lo hice. Lo vi, lo olí y no lo limpié. El amor después del horror es así, nunca me disfracé porque no necesité encajes para sostenerlo entre mis mares.

Cuando desperté tan mujer entendí porque la boca y la vagina llevaban misma forma, diferente fondo y similar expresión. El sentido pasó a ser dominado por la esencia y me planté en seco, conmovida, inquieta pero íntegra e integrada en un reflejo de luz.

Cuando la vida es demasiado vida y se distingue en tu tacto, compuse mi mejor versión para jurarme lealtad primitiva: si sé que a alguien no puedo intoxicar, dañar y ahogar en mis mareas, ese alguien estaba parado frente a mí por primera vez haciendo un reclamo lícito. "Amor por los que somos". Sentí piedad, asfixia, inercia... podía ser ambivalente serial sin coherencia más que la de enmudecer los caprichos.

Mi vagina y mi boca decían lo mismo, con tono imperativo de adulto a mocoso suelto: "ya probaste al extremo que la anestesia hirió hasta el puro aliento."

Nos reímos porque nunca dejamos de reconocernos. Rogué y halle un ruego: "que la eternidad sea eterna en esa nutricional respiración de elevarnos jinetes, como lo soñamos mientras limpiábamos la sangre de la herencia".

Lo supe, ya vendría agazapada y emblanquecida: libertad. Nuestra descendencia es el respetarnos amados, dando vuelta los cuadros en nombre de todo aquello, de todo lo otro, de eso más y por lo de allá, y a función de nuestras genéticas va desafiando la ciencia.

(A función de funcionar, en esto de costarnos tantas pruebas, el sabernos sueltos de patas al planeta, había mucho más por derrapar además de un parto que él jamás hubiera buscado malcriar)

                                                                                                            Por Barb Matata

Publicado originalmente en RegiaMag hace ya unos años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario