martes, 9 de mayo de 2017

Bodas de agua













La foto pertenece a la boda de Bob Smith (buzo) y Mary Beth Sanger (nadadora), junto a otra pareja, bajo el agua en The Aquarena (San Marcos, Texas / 1954)
Lejos de resignar vestuario y rituales, los protagonistas se tuvieron que poner unas bandas de plomo por el cuerpo pero también en los zapatos para poder permancer firmes. El plomo también lo usaron en los vestidos para que no se levanten ni se haga "bolsa". Para cuidar el planchado de las camisas se pusieron cartones de madera. Las parejas tuvieron que hacer ejercicios especiales de respiración y pronunciación. Los invitados, que obserbavan desde "las cápsulas" submarinas, una vez finalizada la ceremonia no resignaron el ritual del arroz, que era tirado a medida que las parejas asomaban "a la superficie".

jueves, 4 de mayo de 2017

*Mi* tesoro


Hace unas semanas, el verdulero me vio mala cara y me preguntó que me pasaba. Improvisé una respuesta diciéndole que ayer me llevé unas paltas que no estaban buenas, "estaban un poco negras por dentro". Se rió. "A vos te pusieron Eva por Eva Braun", me dijo, y guardó la patada ninja para cuando me daba el vuelto y me despedía: "mi abuela decía mucho que si te la pasas con rengos, rengueás, como cuando estás mucho con un cordobés que hablás con tonada viste? Pero bueno, la tonada no molesta, el rengueo sí, pero es un rengueo por elección. Ah! y las paltas ayer las elegiste vos". Le di un beso y me fui.

Unos días antes me había encontrado en el 181 un ejemplar de Ciudades Invisibles, de Italo Calvino, edición de la hermosa Minotauro. Me sorprendió (pero no me asombró, como creyente que soy de que los libros son oráculos) ver que al libro le faltaban las hojas finales y, por ende, ese último párrafo donde está la absoluta base de todo en esta vida (tal vez lo único que *me* dio Calvino, pero para nada es poca cosa)


Cuento todo esto en facebook. Termino escribiendo "Elegir bien, apreciar, reconocer, cuidar. esa segunda opción de la que Calvino habla como "peligrosa" nos salva de lo peor: la peligrosidad de las personas superficiales, de sus relaciones banales, del vampirismo. cuidarse uno es también cuidar a los que deseamos cuidar (más allá de la fantasía que implica el verbo cuidar pero no se me ocurre otro ahora). ergo, si es necesario romper un libro y dejar un final abierto y/o atreverse a otro final, que así sea. Ahora lo busco en Mercado Libre para comprárselo al verdulero. Sí."

Todo esto ocurrió la primera semana de abril. La semana pasada, justo antes de dar por terminado uno de los meses más dolorosos y transformadores de la vida, salió el nuevo trabajo de El Mató. Creer y reventar, pero el corte elegido, El Tesoro, reza "cuidarte siempre a vos en la derrota hasta el final". Una vez más, Santi direcciona y focaliza el corazón, los vínculos. El Mató es el bien. No, no son grandiosos, no sorprenden musicalmente, pero son el bien y hacen el bien, algo que parece imposible a veces. Este verso que remarco del nuevo corte tiene una intimidad profunda y bendita con "en este mundo peligroso tenemos que estar juntos"

Cuando te das cuenta que todo te habla y que Dios está en los detalles, no te sentís tan sola pero, sobre todo, y mejor aún, te reconocés no tan errática ni errada.

Bailemos.





miércoles, 8 de marzo de 2017

*

"Es el otro quien, entrando sin golpear a la puerta, desvía mis intenciones y turba mi quietud. Se desdibuja hasta la afectación la cuestión moral cuando se atribuye el papel activo a aquél que ama. El prójimo me incumbe antes de que mi corazón o mi conciencia hayan podido tomar la decisión de amarlo. El rostro, en èl, es esa potencia prescriptiva que me despoja de mi soberanía y me obliga a una pasividad radical. Amor, si se quiere, pero amor a regañadientes; amor que nos pone a prueba; amor que es el nombre más corriente de la violencia con que el otro me desaloja, me persigue y hostiga hasta los rincones más recónditos de mí mismo. De ahí la agresividad que puedo sentir por ese personaje indiscreto, por esa ausencia omnipresente..."

La sabiduría del amor, de Alain Finkielkraut